"El verdadero valiente es aquel que teniendo un miedo atroz, lo enfrenta y lo vence, como Heracles."
"Manon, en cambio, lo contemplaba a él, digno capitán de esa nave espléndida, reflejo del poderío y de la destreza de su dueño."
"Es hora de que vuelva a ponerme al timón de la Casa Neville. Alexander jamás abandonaría el Leviatán en medio de una tormenta."
"--- pero la belleza sin sustento termina por perder el lustre."
"< < ... el tiempo es lo único que el oro no puede comprar.>>"
Intrigante, atrapante, envolvente.
Lleno de envidias, de enigmas, de misterio, de pérdidas sumamente dolorosas, de decisiones imprevistas, pero al mismo tiempo, lleno... llenísimo de amor, de pasión, de amistad, de inteligencia y destreza, de razonamiento, de felicidad.
Siguiendo, por momentos, el desarrollo de la primera parte, donde el tema bursátil es un eje
importante, también, en esta historia. Pero, de igual manera, lo serán los viajes en clíper, donde la escritora muestra tal dominio en el tema, que pareciera que ella misma hubiera cruzado los siete mares, al mando de su navío.
La investigación realizada por Florencia, es colosal.
Bellos y diferentes escenarios enriquecerán la historia, página tras página. La música y el arte siguen presentes en este libro, de manera importante.
Manon y Alexander, dos protagonistas con letras mayúsculas: Inteligentes, decididos, apasionados, valientes, temerarios, que brillan con luz propia... pero que juntos, resplandecen de manera espectacular.
El romance se fue cocinando de a poco, a fuego lento, pero en esta segunda parte... ¡Explota como un volcán en erupción!
Nuevos personajes, sumados a los ya conocidos, engrandecen la historia. Además, hay secundarios tan especiales, tan queribles, tan deslumbrantes, que se meten de lleno en el corazón. Y otros tan deleznables, que se desea su pronta desaparición de la trama.
Secretos develados que son un golpazo que nos mueven las estructuras que teníamos, ya, medio delineadas...
Y el final... ese final que duele, que sofoca, que deja sin aliento, y que nubla la mirada.
Sin lugar a dudas, un auténtico Bonelli. Una historia maravillosa por donde quiera que se le mire.
Flor querida, Florencia, eres formidable... pero, ¡qué manera la tuya de hacernos sufrir!
Ahora sólo queda esperar, releer, imaginar y elucubrar, mientras llega la tercera y última parte de esta novela, que desde ya, se convierte en una de mis grandes favoritas.
¡Lo amé de principio a fin!