Tantos lugares: Johannesburgo, Ruán, París, Milán, Turín,
Villa Visconti, Gaza, Jerusalén, Bagdad, Congo…y de nuevo a París.
Tantos sentimientos que se mezclan al borde del abismo.
Si a París lo amo y me duele, y Congo me llena de
sentimientos encontrados…
Gaza, tú me llevas al desborde de la pasión, del dolor, del
amor, de la entrega, del miedo, de la tortura, de la muerte y de la esperanza
renovada.
El hombre poderoso, se ve sobrepasado, y busca a su madre
porque se siente perdido.
Y las sorpresas que les da la vida, las aceptan, las toman,
las disfrutan y las saborean: Kolia.
Y ese reencuentro...¡Mon Dieu! No habrá jamás uno parecido.
Ya no hay dudas, ya no hay desconfianza. Todo es certero,todo es real. Se sienten el uno para el otro. Se confían plenamente, incluso la vida. Se aman más allá del bien y del mal,
más allá del pasado y sus errores, más allá de la muerte que los acecha.
Pero la guerra, se interpone. Una misión casi suicida. Un
plan que se viene abajo. Una tortura que
acalambra el corazón y hace
llorar lágrimas de sangre.
Odios inconmensurables entre países hermanos. Años de guerra,
de pérdidas, de dolor.
Un secuestro que lo cambia todo. Y la muerte que se lleva a
personas tan queridas. Y duele, duele en el alma.
Y cuando todo se daba por perdido…la luz y la fuerza de la
Virgen de la Medalla Milagrosa, los protege con su manto,y les da una salida.
La vida les cambia. La vida no volverá a ser la misma.
Pero están juntos, juntos hasta el final de sus días, y aún
después de la muerte.
La familia crece,y son felices: Llega Amina.
Pero sigue
existiendo un resquicio de dolor.
Y quien fuera el enemigo en Congo, con aires nuevos,
enamorado y buscando el perdón de sus errores, ayuda a los Al-Saud a tener la
vida llena, completa, extasiada y feliz.
Nigel Taylor… así como se te llega a
odiar en Congo, se te llega amar en Gaza.
Reencuentro apoteósico: Jérôme.
Y esa vida que Matilde pensaba que sería vacía. Esa vida sin
hijos, sólo dedicada a su profesión…cambia drásticamente, llenándola de una
dicha que jamás se imaginó que podría llegar a vivir.
El amor entre ellos, es sublime, emblemático, insaciable,
perdurable, confiable, y a prueba de todo. Se lo han demostrado. Lo han
plasmado. Lo viven día con día.
Y Eliah… ¡¡ Ay Eliah !!
Ese Caballo de Fuego que no se acostumbraba a la rutina. Que
necesitaba su libertad para poder ser… No ve la hora para estar con su familia,
y hacer diariamente las mismas tareas.
Ese hombre hermoso, enigmático, de semblante duro y mirada
asesina.
Ese mercenario que se logró ganar el alma de un ángel.
Ese parisino de
ojos color verde esmeralda, y de 1.92 mts. de altura.
Ese soldado con su piel
morena.
Ese hombre perfecto en su imperfección…se cuela hasta los huesos. Se
tatúa en el alma. Su olor de “A men” de Thierry Mugler, se impregna eternamente
en las fosas nasales. Y ya nadie lo puede mover de ahí.
Después de leer Caballo de Fuego, Eliah Al-Saud, se queda
perenne en mi vida. Se queda eternamente en mi corazón.
Que bonito Cristy! Que intensa es esta historia en toda su extensión. Es increíble y maravillosa. No te cansas nunca de releerla. Que suerte haberla encontrado.
ResponderBorrarGracias Esther por leerme !!
BorrarQué bueno que te ha gustado. Un abrazo !!