"Más allá del Temple"... y sí, mucho más allá...

"El pulso se le aceleró, la sangre le latió en las sienes, el estómago le dio un vuelco y la piel se le erizó ante el contacto de aquellas manos que le envolvían la cintura.

- Álvar- musitó en un hilo de voz.
- Jimena, mi Jimena."

Jimena de Castro, es ya toda una mujer. Una mujer soberbiamente hermosa. Conocedora de su belleza y del influjo que tiene en los hombres. Los usa y maneja a su antojo, a su conveniencia.

Marcada desde niña por haber sido testigo del ultraje cometido contra su madre, y después de verla morir en la horca, su corazón forma una coraza impenetrable. Ella no siente, sólo utiliza a favor lo que se le presenta, y como se  le presenta. Para ella, el fin, justifica los medios. Y Jimena sólo tiene en mente, encontrar el blasón de la Orden de los Templarios que su madre guardó, y así poder rescatar el cofre que su padre había escondido, con un secreto resguardado que cambiaría los dogmas de la Iglesia.

Álvar Villar de Honrubia, es un monje Templario, además de un guerrero diestro, fuerte, preparado, culto. Que ha vivido en carne propia la esclavitud, la humillación, el trabajo físico extremo. Su fe en Dios es fuerte, inamovible, no así en los hombres. Aunque en su interior, siempre se anidan dudas y sentimientos encontrados acerca del proceder de su Iglesia.

Él y sus hombres son destinados a defender el Castillo de Salvatierra, del ataque de los almohades. No sólo se trata de defender el Castillo, sino los tesoros y reliquias sagrados que ahí se esconden y resguardan.

Y es ahí, en ese espacio de tiempo, que vuelven a coincidir sus vidas. Que nuevamente se miran y vuelven a respirar el mismo aire. Él, la había liberado siendo una niña. Había sido su salvador, su protector. Al ver cómo se comporta esa nueva Jimena, se autodenomina su guardián…su ángel guardián, aquel que la devolverá al camino correcto, a redimirse de sus pecados.

En una época convulsa, agitada y colmada de sangre derramada entre cristianos y musulmanes, empieza a surgir entre ellos una atracción letal, una pasión que los domina… pero no se limita a un placer carnal… empieza a crecer en ellos un sentimiento tan grande, tan poderoso, tan arrebatador, que hace trastocar sus mundos. Él, como monje, se debe a Dios, a cumplir con su celibato; como guerrero, a defender a su gente y al Castillo de Salvatierra. Jimena, como mujer casada, debe respetar sus votos matrimoniales y la investidura del Templario… sin olvidar su meta en la vida, la promesa hecha a su madre.

Pero cuando se miran, todo se olvida. Él se pierde en esos ojos grandes, almendrados y de un azul profundo y misterioso. Ella, se refleja en esa mirada gris clara y perlada que le cala hasta los huesos. "Descendió a la tierra, lentamente, inmerso en una entregada mirada azul. Pensó que podría perderse en aquellos ojos toda la vida, que podría besar esa boca todos los días de su existencia, aspirar la dulce fragancia de su piel a cada instante y nunca tendría suficiente ."

Más ella seguía cometiendo errores, caídas profundas y traiciones que se le clavan a Álvar en el alma… haciéndolo dudar totalmente de los sentimientos que ella le profesa  y sintiéndose un objeto más en manos… Y cuando parece que la decisión de alejarse de ella es una realidad, el contexto de perderla, de saberla de otro, de no verla más, mueven sus entrañas, su alma, sus pasiones en pos de tenerla a su lado, de protegerla, cuidarla y amarla, aun teniendo que renunciar a su Orden Templaria y a sus hermanos de fe y de luchas.  Y el sentir de Jimena no se queda atrás. Sabedora del daño que le ha causado a Álvar, se replantea su vida, su actuar, sus metas y objetivos… ¿Valdrá la pena realmente todo lo hecho, todo el daño, todo lo concebido por cumplir su promesa?...Y sobre todo, ¿Valdrá la pena perderlo  a él por eso?

"No te atrevas a dudar de mis sentimientos, templario, pues son lo único verdadero en mi vida, lo único puro, la única esperanza que me queda, y a ellos me aferro. Y, te lo aseguro, son imperecederos".

Una historia de amor que traspasa la fe, el deber y lo moralmente establecido. Y aunque ambos estaban prohibidos para amarse… en ningún momento se vive ese sentimiento como malo o corrompido, todo lo contrario.

Complementada magistralmente con personajes secundarios que por su importancia, podrían ser protagonistas. Con una trama de suspenso que nos lleva a tratar de discernir al autor de una serie de asesinatos perpetuados dentro del mismo convento, que nos erizan la piel y nos hacen dudar de todos. Con un marco histórico genialmente documentado y plasmado con una pluma etérea y mágica que nos adentra en una trama voraginosa… Con unos diálogos inteligentes, sarcásticos, con tintes simpáticos en momentos y otros llenos de odio y dolor… Pero sobre todo, nos adentra en una historia de amor de época que traspasa las épocas, de un amor a prueba de todo y de todos. Un amor que sobrepasa el tiempo y el espacio. Que se aleja de dudas y madura con las caídas. Un amor que parece de seda, pero que realmente es de Temple…de Temple de acero.

Lola de mi corazón, te lo he dicho y lo repito… Tienes un don maravilloso en esa tu pluma mágica. Con este libro, demuestras al mundo que tu triunfo y éxito no es obra de la casualidad, sino de la preparación y el estudio exhaustivo, aunado a tu talento nato por las letras.

Espero que esta reseña esté a la altura de lo que mereces.

Nuevamente te digo: A tus pies como lectora ávida y apasionada de tus letras...Y a tu lado como amiga, hasta que la vida así me lo permita... ¡ Te quiero !