“-Era un cintillo con
la forma del símbolo del infinito; como el que tenía tatuado en el antebrazo
izquierdo, relleno de pequeños brillantes engarzados. Era de una simpleza que
acentuaba su perfección y simbolismo”.
Bárbara
Degèner es muy joven, pero ya tiene un
pasado “salvaje” que la ha marcado y segregado de sus compañeros de Escuela.
Sabe que está pagando lo que le hizo a Camila Pérez Gaona un año atrás, y lo
soporta con aparente entereza, aunque por dentro su corazón sufre. El único
amigo que sigue a su lado, a pesar de todo, es Sebastián Gálvez.
Se
refugia en Rita, su preceptora de 3er. Año y astróloga, quien la sumerge en ese
mundo con el fin de entenderse a sí misma, y comprender lo que sucede a su
alrededor.
Un
día, así de la nada se presenta ante ella Sergio Rodrigo Dante Collantonio, “cordobés
y pirata”, y la vida cobra otra tonalidad para esta "ariana", bella e impetuosa.
Él, un “libriano” carismático, sencillo y sincero, sin maldad, ni doble cara. Amante del
fútbol y jugador profesional del mismo.
Un protagonista que cumple los cánones de la perfección. Pero necesita ayuda
con sus estudios, y requiere que sea
Bárbara quien lo socorra en esa misión. La verdad es que dentro de esa
petición, anida el deseo de estar junto a ella el mayor tiempo posible.
Complicaciones
graves en la vida de Bárbara, hace que su presente dé un giro de 180°, y deba
mudarse a casa de la abuela de Collantonio, generando con ello problemas extra,
agregados a los que ya tenía con su madre, y con Néstor su “padrastro”. Pero
también allí descubre el verdadero significado de “pertenencia”, y sentirse amada incondicionalmente por la familia
de su novio, en especial de esa maravillosa “Nonna”, -también ariana-, entregada y defensora, a quien adopta como
propia.
Barbaruzza
cambia, ya no es la misma. Al sentirse útil y especial para alguien, su vida
toma un sentido diferente, y se da cuenta de lo valiosa que es, y lo mucho que llena
al alma, el “darse” y el hacer
felices a los demás.
Como
en toda pareja de jóvenes, hay celos, problemas, dudas y temores… pero nada que
no pueda solucionarse hablando, y comprendiéndose en su ser y actuar… pero
sobre todas las cosas, confiando y creyendo el uno en el otro.
Un
amor verdadero, a pesar de sus cortas edades, que se ve en ocasiones superado
por la problemática a vivir en diferentes momentos y situaciones. Conflictos
actuales como el acoso sexual, las drogas, padres divorciados y vueltos a
casar, trastornos psiquiátricos, y las mentiras ocultas que tarde o temprano
aflorarán para cambiar o modificar el presente. Enmarcado en la magia e intensidad de la astrología.
Una
historia juvenil que tiene mucho para enseñar a los adultos en las situaciones
que plantea, y que son el pan diario en muchos lugares del mundo. Un relato de
amor entre dos jóvenes, que crecen y maduran amándose y apoyándose en todo
momento, siendo sostén y bastión cada
uno por igual.
¡Qué maestría que tiene Flor para bordar sus
personajes, para imprimirles esa esencia tan propia! En pensar tan bien en
gestos, maneras de sonreír, caminar, mirar y hasta en los perfumes que
utilizan.
En tantas acciones, tan compenetrada en lo
ariana que soy como Barbaruzza. En ser tan impulsiva y hacer las cosas, muchas veces, sin
pensarlo... o en abrir la boca de más, y a veces lastimar sin desearlo. Pero
sobre todo, en la intensidad de los sentimientos a flor de piel.
Un Bonelli tan Bonelli, que se respira a Flor
desde las primeras páginas.
Un #Aries tan ariano, que lo sentí
directito y en el alma.
¡Gracias Flor por esta historia!
Por el regalo, la dedicatoria, pero sobre todas las cosas, y como siempre te lo digo...
¡Gracias por existir!
¡Gracias Flor por esta historia!
Por el regalo, la dedicatoria, pero sobre todas las cosas, y como siempre te lo digo...
¡Gracias por existir!
Bárbara y Sergio se quedan por siempre en mi
corazón…
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