"Puede que todos los sitios sean mágicos si te paras a prestar atención. Quiero decir que fíjate en cuántos milagros hemos presenciado por el camino. Están en todas partes, hasta en el modo que el lúpulo se convierte en cerveza..."
Cuando Diana de Milán muere, deja una carta a su hija, pidiéndole que lleve sus cenizas a la catedral de Canterbury. Ese mismo día Che recibe otra carta, de su novio, donde le comunica que la deja. Y es así como toma la pronta decisión de realizar el viaje que su madre póstumamente le ha pedido.
Che hace todos los arreglos para hacer el "camino a Canterbury" en solitario, pero a su llegada a Londres se entera, que por motivos ajenos a su voluntad, se tendrá que incorporar al grupo de 8 desconocidas, con guía incluída, y así empezar el trayecto de casi 100 kilómetros desde la capital inglesa hasta el santuario de Thomas Becket, conocido por sus milagros.
Emulando a los peregrinos de Chaucer, deciden hacer el camino contando historias amor. Historias reales o inventadas. Personales o ajenas, y en donde Tess, la guía, fungirá como juez, teniendo un premio especial para la ganadora.
Y es así como 9 mujeres de diferentes edades, complexiones, colores e historias, emprenden a pie el viaje a Canterbury, sorteando el camino, el tiempo, y esas historias que van contando, que sean propias o inventadas, conllevan un mucho de cada narradora.
Ese viaje sencillo que Che pensaba caminar para cumplir el último deseo de su madre, se va transformando en una experiencia de vida, de plantearse nuevos caminos, de tomar oportunidades, de ver milagros en la cotidianidad, de redescubrirse, y aprender a quitar las etiquetas con que había marcado a cada una de sus compañeras de peregrinaje.
Cada una de ellas, de una u otra manera, van obteniendo respuestas a cada una de sus preguntas internas a lo largo de casi 100 kilómetros de andanza.
Estas 9 mujeres: Che, Tess, Jean, Becca, Silvia, Claire, Steffi, Valerie y Angelique, que empiezan su viaje en Londres, no son las mismas que llegan a la catedral de Canterbury.
Un libro que en apariencia es muy sencillo y divertido...¡Y lo es!. Pero en el fondo, tiene mucha enseñanza, es una historia aleccionadora.
"- Cuando estaba en la capilla me he hecho una promesa: que a partir de mañana voy a dar un par de pasos hacia Canterbury todos los días, da igual en qué lugar del mundo esté".
Me gustó mucha esta novela de Kim Wright.
En primera instancia, me atrapó su hermosa portada, y la sinopsis en la contratapa
Y con un lenguaje sencillo y una narración ágil, nos adentra en parte de las historia de 9 mujeres diferentes que por azares del destino, confluyen en una peregrinación que les cambiará la vida.
¡Lo recomiendo!
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