“Porque todo lo que voy a contarle, abarca solamente un espacio de veinticuatro horas en una vida de sesenta y siete años, y con frecuencia me he dicho a mí misma, hasta volverme loca, cuán poca importancia tiene, dentro de una larga existencia, el haber obrado mal en una sola ocasión”.
Una pensión en la Riviera francesa,
cercana a Montecarlo.
Un grupo de personas, burgueses
para ser más exactos. Compartiendo jardín con el “Palace Hotel” y con los huéspedes del
excelso lugar.
Un hecho, un escándalo. Una vergüenza para muchos.
Una discusión acalorada que compromete la moralidad de otra huésped, y que da paso al sinceramiento que una anciana mujer, Mrs. C., tiene con otro comensal y quien es el narrador de esta historia.
Un vaciamiento de sentimientos, recuerdos, sensaciones y dolores que han atormentado a la mujer, por un momento vivido hace muchos años, y que solamente fueron veinticuatro horas en su vida.
Leer a Zweig ya me había parecido un deleite, y lo constato.
Retrata la psicología de los personajes
de una manera atrayente.
El liberar los sentimientos atrapados en
el corazón de una mujer, y dejarlos salir, finalmente, sin temor a ser juzgada,
y sin tener que justificar las posibles faltas a la moral, en una época en que
toda acción se miraba con lupa.
Una novela que nos muestra al ser humano con sus luces y sus sombras. Con dilemas morales y situaciones ajenas al diario vivir. Que incluso nos pone en la disyuntiva de preguntarnos…¿qué haría yo?
Una historia corta, cortísima, pero intensa, atrapante, movilizadora.
Con una prosa elegante, pero sencilla. Y
con un tema central que a la fecha sigue vigente.
¿Quién soy yo para juzgar a los demás
ante un hecho, o hechos, realizados en su vida?
¡Muy, muy recomendable!
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