"Y es como el abismo en el que he estado sumida tanto tiempo durante todo este año pasado. Es como si Garret se hubiera asomado al interior de mi cabeza y le hubiera dado vida visual".
Una novela ligera y corta, cortísima, con todo el sello característico de Sylvia Day.
De frente nos encontramos con dos personajes fuertes, que después del encontronazo inicial, - literal-, sacan chispas cuando están juntos. Expelen una química tan fuerte, que se palpa desde el primer cruce de miradas, y traspasa las páginas del libro.
Garret Frost es el nuevo vecino de Teagan Ransom, viven en una zona apartada del estrecho de Puget, cerca de Seattle. Ella es doctora, y él un famoso fotógrafo y pintor. Ambos atractivos hasta decir ¡basta!, un cliché en los personajes de la Day, a la cual se lo perdono todo desde que creó a Gideon Cross, y que son permisibles al estar hablando de una novela contemporánea con tintes eróticos.
Pero no todo lo que brilla es oro. Ambos llevan a cuestas un pasado traumático y doloroso, que los marca aún en el presente. No han podido salir adelante, pero deciden aferrarse a lo que sienten y dar un paso juntos cada día. Paso a paso.
Y aunque la novela no profundiza en demasía en la vida de ambos, de a poco se irá desenmarañando ese pasado lleno de secretos y de dolor que los ahoga.
Con un final sorpresivo, que es el desenlace perfecto, en el cual encajan todas las piezas sueltas que había en el rompecabezas. Así lograremos comprender muchas acciones y reacciones, tanto de Teagan como de Garret.
La Day tiene el don de crear personajes, tanto femeninos como masculinos, de antología. De esos cincelados, que sólo existen en sus historias, pero que nos hacen soñar en la perfección. Garret y Teagan son ejemplo de ello, como en su momento fueron Eva Tramell y Gideon Cross, o Alistair Caulfield y Jessica Sheffield.
Roxy, la vecina de ambos y confidente de Teagan, es otra chulada de personaje.
Como cereza del pastel, nos regala hermosos guiños para todas las lectoras que amamos la saga de Crossfire.
Es una lectura sencilla, corta, fácil de leer, y que atrapa. De esas que sirven para desconectar, sonreír y soñar.
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