"...y a la pregunta '¿Hay alguna bestia de carga en esta casa?' la señora Lamb respondía, con una cara que era un poema, '¡Solamente una mujer!'
"Nos abstendremos de consumir azúcar, melaza, leche, mantequilla, queso o carne, pues no admitiremos nada que haya causado perjuicio o muertes a los hombres o a las bestias".
"La cuadrilla de hermanos empezó usando palas para cavar en el jardín y roturar los labrantíos, pero, al cabo de unos cuantos días, su ardor se vería mermado de forma asombrosa. Las ampollas en las manos y los dolores de espalda les hicieron intuir la pertinencia del uso de ganado, al menos temporalmente..."
Una historia corta donde, Louise May Alcott, sí, la de "Mujercitas", va narrando la experiencia cuando su familia vivió en la comunidad "Fruitlands" en 1843, un refugio utópico y trascendentalista, cerca de Harvard, Massachusetts.
Los planes eran vivir apartados de la sociedad, y comiendo de lo que la tierra les diera. Buscando la armonía con el entorno y los demás seres vivos, y tratando de seguir los lineamientos de amor, belleza, virtud y justicia.
Con sentido del humor, buenas intenciones e ironía, seremos testigos de las tareas que la comunidad de "hermanos" realizaban... pero no concluían.
Esta experiencia de vida duró de junio a diciembre de 1843, ni un año siquiera. No pudieron con el invierno tan crudo, ni con la incapacidad de los demás miembros de la comuna.
Un relato que muestra la triste realidad, aciertos y errores, virtudes y defectos de los miembros de "Fruitlands".
Interesante, entretenido, tierno e irónico. Una historia autobiográfica a todas luces.
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