"Cruzó el puente. Bajó las escaleras que conducían al muelle. Ella se giró en cuanto le oyó llegar. No hablaron. La besó y resistió la tentación de empujarla con violencia contra la pared, de ser duro e injusto con ella. Lo que hizo fue dejar que Nadina le devolviera los besos, le tomara las manos, le entregara su cuerpo. Funcionó. No tuvo la menor duda de que hacia lo correcto.
Quizá no lo sensato.
No, puede que no, pero nunca había pretendido que lo suyo fuera la sensatez. Lo suyo, y también lo de Nadina, era el riesgo, el vértigo. La atracción del vacío".
Mathieu es un agente de los GIGN, rama especializada en situaciones de emergencia, acostumbrado al peligro, a la adrenalina, al caos. Le gusta, lo disfruta, lo atrae. Se entrega con pasión a su trabajo. Un hombre íntegro y leal que da la vida por sus ideales. Después de un atentado donde él es partícipe principal, sus superiores deciden encargarle una misión especial. Será vigilante de las acciones de Dmitry Zaitsev, "empresario" ruso con un historial nada favorable. Negocios turbios, redes de prostitución, contrabando, pero que para "salvar su pellejo" colaborará con la policía en la interceptación de un cargamento de armas antes que su destino sea un grupo de extremistas.
La discoteca Lumière será el centro de trabajo. Desde la primera mirada, no se fía de Dmitry: Manipulador, carismático, cuerdo, loco, inteligente, serio, extrovertido. Totalmente impredecible. No se sabe si lo que dice y lo que hace, es verdad o está fingiendo para tender trampas... pero hay otra mirada que lo deja atado al vacío, que desde ese momento Nadina empieza a ser en su vida.
Ella, ataviada con la mirada velada que da el haber sobrevivido a una guerra, Groznie en Chechenia. De ser una sobreviviente anclada a un destino no soñado. Inocente y fuerte. Esclava, pero con alma libre. Temerosa. Valiente, pero indecisa. Amante del peligro, de la adrenalina... como Mathieu.
Una atracción fuerte, instantánea, poderosa, atrayente... y peligrosa. Una necesidad de ser y estar. De desafiar las reglas, el orden, ser parte del caos, del vértigo. De dejar de luchar contra la atracción del vacío.
Bajo la vigía, siempre bella, de la Torre Eiffel, y con el puente Alejandro III como punto de encuentro es que transcurre esta interesante y bien narrada historia, en la cual nos vamos adentrando de a poco, hasta vernos en una vorágine de acontecimientos que nos dejan sin aliento. Atentados en Francia, yihadistas, una partida de armamento militar ucraniano. El tener que confiar como un ciego en su perro guía. La dependencia que empieza a crecer entre los protagonistas. Esa magia que dan las miradas y sonrisas a escondidas, los besos postergados, las escapadas, la tensión, la confianza, el miedo. La entrega total.
Personajes cincelados, completos, creíbles, humanos. Incluyendo a Dmitry que siendo el "malo" de la historia, es un personaje especial, lleno de carisma y de ese "charme" que aún sin ser francés, logra absorber en su diario vivir.
Marisa Sicilia... ¡Lo ha hecho una vez más!
Atrapa de principio a fin con su nuevo libro, con el interesante entretejido de sihtuaciones y con la
hermosa historia de Mathieu y Nadina. ¡Pareja entrañable y llena de magia!
¡¡Totalmente recomendado!! ♥
No hay comentarios.:
Publicar un comentario