"Me contento con respirarla. Con escucharla vivir. Con cruzar su mirada límpida. Con recibir su sonrisa enigmática. ".
El ritual diario de leerle a su madre, "La piel de zapa" de Balzac, intensifica el vínculo de amor de un hijo y con su mamá en el ocaso de su existencia...a punto de extinguirse su luz.
Y es ahí cuando ese hijo rememora la historia de esa mujer, su madre. Una mujer inmigrante, analfabeta, con un marcado acento que denotaba su origen. Sencilla, amante de los programas de música popular, quien también amaba cantar. Una mujer sin grandes pretensiones, pero muy trabajadora.
Él va recapitulando pasajes de sus vidas. A veces las culpas lo envuelven, por momentos se odia por haberse sentido superior a ella. Otros momentos le producen sonrisas y alguna que otra lágrima.
Es una historia cortita, tan cortita que se lee en un suspiro.
Una novela que retrata el amor filial de una manera tan afable como emotiva, profundamente emotiva.
Pero también nos habla de los inmigrantes, del mal que trato que se les brinda. De las burlas y humillaciones a las que son sometidos. Del dolor interno que muchas veces tienen que soportar para conservar un trabajo o poder adquirir algo para su hogar.
Bajo un marco musical de Sacha Distel, y todo lo que su música representó para esta madre y su hijo a lo largo de los años.
Conmovedora desde las primeras líneas hasta su final.
¿Cómo se puede decir tanto, y emocionar hasta las lágrimas en tan pocas páginas?
Rachid Benzine lo consigue. Logra conmover, saca sonrisas y hace derramar lágrimas con esta hermosísima historia que recomiendo totalmente.
Sí, se lee en un suspiro, pero permanece... permanece como lo hacen las grandes historias.
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