A una semana de mi cumpleaños 45...

¿Serán los años que me han puesto nostálgica esta tarde?

Realmente no lo se, pero sí se que me acaba de "caer el veinte", y es que en una semana cumpliré 45 años...
¡¡45 años !!
Si alguien me hubiera dicho hace 20 años, que cuando cumpliera 45, me iba a sentir y ver tan bien, a pesar de mis kilos de más, (si no me echo porras yo sola, ¿quién?), no se lo hubiera creído.
Cuando uno tiene 15 o 20 años, alguien de mi edad, ya se le hace una persona vieja o entrada en años. Y de verdad, no hay nada más lejano a eso.
Obvio, ya no se es un niño, ni un adolescente, pero se sigue sintiendo "juventud acumulada".
Se ha estudiado, se ha viajado, leído, conocido, sufrido, llorado y amado... así que realmente, ¡¡se ha vivido!!.

Y con mis 45 a la vuelta de la esquina, me hago la pregunta...
¿Y qué he hecho en esta cantidad de tiempo vivido?.

No soy famosa...pero tengo muchos amigos. Muchos,de años,desde niña. 
Muchos de secundaria, prepa o de Universidad. Del basquetbol, de FEF. 
Otros de mis trabajos. Y, afortunadamente, algunos estupendos amigos virtuales, que gracias a la tecnología y a pesar de la enorme distancia que nos separa, estamos juntos día a día.
No soy rica... pero tengo un trabajo que me hace feliz, que me enseña diariamente. Donde me siento útil. Donde presto un servicio a los demás. Donde puedo poner en práctica lo poco o mucho que he aprendido con el paso del tiempo,y me lo remuneran. 
No tengo mansiones, ni autos de lujo, ni abrigos de mink, ni joyas de quilates y más quilates... pero tengo un hogar,que es mi refugio, a donde voy al terminar mi jornada laboral. 
Tengo un esposo que me ama, y a quien amo. No me falta nada de lo básico y esencial. 
Tengo comida, ropa, zapatos, bolsas, mis joyitas de plata (porque amo la plata). 
He viajado, he conocido lugares maravillosos. Y se que lo seguiré haciendo. 
Me quedan lugares por explorar, por oler, por saborear y disfrutar. (Se que volveré a Florencia,a Roma,a buscar a Garko, jajajaja, y a París...ay Eliah Al-Saud !! . Se que conoceré la Argentina de mis amores, y tomaré mate, comeré asado de tira, paladearé el dulce de leche, iré al Monumental a un juego de la Albiceleste, o de River-Boca, y quizá, hasta me anime a bailar un tango. Así mismo, tengo la certeza que algún día caminaré por San Petesburgo, por esos caminos de mi Tatia y Shura, dos de mis personajes literarios más amados).

Eso sí, soy millonaria en tener la familia que tengo.
Mejores padres no me pudieron tocar. Quienes me han inculcado lo que soy. Quienes han sido ejemplo constante de amor y fidelidad. Quienes me enseñaron el valor de la puntualidad, el orden, la organización, la honestidad y el compromiso. Los que me dieron como regalo, a mis 3 grandes primeros amores: mis hermanos, a quienes amo, y de quien estoy profundamente orgullosa por todo lo que son y han logrado.
Mi familia en conjunto: padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, sobrinos...son el mejor regalo que la vida me pudo dar. Mi mayor tesoro.

Aunado a eso, y reitero, tengo los mejores amigos que se puede desear tener.
Los de ayer, los de hoy. Los de aquí, los de allá. Los de cerca, los de lejos... ¡¡los de siempre!!

Mi historia con Carlos, ya la saben. Un amor que parecía imposible. Él en Arequipa, Perú, yo en Torreón. Con un chat de por medio...y hablo de chat, chat. Nada de messenger, de w.app, de skype, de web cam. Era estarnos escribiendo horas de horas, días de días, durante 2 años y 3 meses.
La valiente y osada de Cristy (hablo de mí misma), viajó hacia aquel lejano país, en el cual no conocía a nadie más aparte de Carlos, que a Alberto Fujimori, y no creo que eso me hubiera sido de ayuda en caso de necesitarlo. 
Afortunadamente, Dios me ama, y me lo demostró, poniendo en mi vida a un hombre como mi Zea. 
Viviría todo tal cual ha pasado, con tal de volverlo a tener a mi lado.

Lo único que cambiaría, si se pudiera, sería el hecho de no haber podido tener un bebé.
Ya lo sufrí, profundamente. Ya lo lloré, casi lágrimas de sangre. Y finalmente, lo acepté y lo asumí.
Hice un pacto con el Jefe Mayor, y me lo cumplió.
No volvería a renegar de esa suerte. No le reclamaría nunca más ese hecho. Pero Él no le daría a mis hermanos un dolor parecido al que viví. Con uno en la familia, era más que suficiente.
Y el pacto se cumplió. Ese convenio, que era secreto, entre Él y yo, ha quedado saldado...
Mi Alexa llegó a este mundo. ¡¡No puedo pedirle más!!

Así que con casi 45 años a cuestas... puedo resumir, que soy feliz. Inmensamente feliz. Porque la felicidad es un trayecto, no un destino.

Sólo me queda agradecer a todas esas personas con las que me he topado a lo largo de mi vida.
Su presencia ha hecho mi existencia más plena, más maravillosa y mucho más feliz.

Y termino con las bellísimas palabras del gran poeta mexicano, Amado Nervo:
"Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. 
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!".