"¿Qué queda cuando todo se derrumba?.
¿Cuando el mundo seguro es reducido a escombros?
Sólo los lazos invisibles del amor ".
El 15 de enero de 1944 a las 20:49 hrs, en la provincia argentina de San Juan, situada en el centro oeste de ese país, en la Región de Cuyo, un terremoto de 7.8 grados en la escala de Ritcher, acabó con esa ciudad que estaba construída con adobe en un lapso de 20 segundos... 20 segundos que cambiaron la vida, el entorno, el presente y el pasado de todos los sobrevivientes. Casi 10,000 habitantes muertos.
Todo destrucción, todo muerte, mutilación, silencio y abandono.
Todo pérdida, llanto, soledades.
Madres sin hijos, huérfanos sin padres. Mujeres llorando por sus hombres y hombres perdidos sin sus esposas.
Todo caos, todo polvo, todo calor agobiante...
Y un futuro nada promisorio se esperaba.
Y entre todos esos desgarros de dolor, esas grietas en el suelo y en las almas...es que surgieron historias de vida, lazos de amor que se aferraron y resurgieron de las cenizas como el ave fénix.
Todos con un pasado.Muchos con ese pasado muy doloroso. Arrastrando pérdidas, sufrimientos, violaciones, muertes, enfermedades, soledades, miedos y rencores.
Pero ante la desgracia, ante la muerte y la pérdida, se dan esa segunda oportunidad que como sobrevivientes,la vida les ha ofrecido.
Historias de vida, de supervivencia, de bajar los escudos y dejarse arrastrar por el amor.
Giuliano y Laura; Guillermo y María Paz; Leandro y Lita...
Milagros, Ludmila, Candela, Lautaro, doña Paula.
Fabio, Silvina, doña Maruca, doña Ofelia, don José...
Doña Clara.
Manuel, Ismael, Graciela...
Nombres, personas, historias, soledades, familias.
Nidos que no habían podido florecer, y orfandades que anidaron en esos vacíos.
Un libro que habla de la muerte, pero a su vez, está lleno de vida.
Un libro que es un documento histórico. Que abre corazones de quienes lo vivieron y lo sobrevivieron.
Un libro que es una esperanza.
Un libro que es un canto al amor, a las segundas oportunidades.
Un libro, que es un Renacer de los escombros.
Gabriela Exilart, me conmueves intensamente. Me moviste el alma de una y mil maneras.
Y a pesar del dolor por las pérdidas, tu libro es un canto a la vida.
Una vez más, te aplaudo de pie por tu obra.