viernes, 17 de febrero de 2017

"Nosotros en la noche"... un remanso al apagar las luces.

"Y entonces llegó el día en que Addie Moore pasó a visitar a Louis Waters. Fue un atardecer de mayo justo antes de que oscureciera.
Vivían a una manzana de distancia en la calle Cedar, en la parte más antigua de la ciudad, con olmos y almezos y un arce que crecían a lo largo del bordillo y jardines verdes que se extendían desde la acera hasta las casas de dos plantas. Durante el día había hecho calor, pero al anochecer había refrescado. Addie recorrió la acera bajo los árboles y giró ante la casa de Louis.
Cuando él salió a la puerta, Addie le preguntó: ¿Puedo entrar a hablar de una cosa contigo?"

Una historia de amor diferente. Un amor tranquilo, sosegado, que acompaña, que brinda paz, ternura. Una historia que nos hace creer que cuando se está solo a cierta edad, existe la posibilidad de encontrar compañía , de poder disfrutar de una puesta de sol, una copa de vino, o acostarse en una cama a conversar, uno al lado del otro, por las noches.

Addie Moore y Louis Waters, dos personas de las llamadas de "la tercera edad", están solos. Sus cónyuges han muerto hace años. Sus hijos crecieron. Ellos son vecinos de tiempo atrás, en un pueblito de Colorado.
Addie se presenta un día de tantos frente a Louis, y le plantea la posibilidad de comenzar a "pasar las noches juntos". Por compañía, por el placer sencillo de tener a alguien con quien compartir esas largas horas que a veces se hacen eternas, por tener a alguien a quien tomar de la mano estando acostados. Y Louis acepta, contra todo pronóstico.

Y es así que empiezan a pasar las noches juntos. A acompañarse para dormir. A conversar a oscuras, descubriendo sus vidas, sus sueños, sus miedos, sus sufrimientos.
Esas noches oscuras e interminables, van remitiendo en paz y tranquilidad al brindarse uno al otro la compañía que necesitaban.

La llegada de Jamie, el nieto de Addie de 6 años, modifica de pronto la interacción entre ellos, pero los tres terminan adaptándose  a ese nuevo presente. No así con Gene, el hijo de Addie, que al igual que muchos en el pueblo, empiezan a hablar y a no entender esa relación “madura” que se ha gestado entre ellos, al apagarse las luces.
Y así, algo que era tan sencillo y que fluía de una manera maravillosa, se empieza a complicar, cuando no tendría por qué hacerlo.

¿Puede algo tan hermoso y cálido perdurar? ¿O el chantaje emocional terminará con una relación que a nadie hace daño?

“Nosotros en la noche” es una breve historia narrada de manera sencilla y ágil. Con alto contenido de emotividad y calidez.
Un amor en la edad avanzada, de ese que pocas veces se escribe. Que lejos de ser pasional…es profundo, interno, evocador. El que comienza como novedad y proyecto, y  se vuelve totalmente necesario. “Ese” que muchas veces no se entiende, y se “habla de más”  por mera rutina, envidia o falta de entendimiento.
Descubrí este libro en algunas de las novedades que me llegan a mi correo electrónico, y realmente me cautivó desde su sinopsis, cuando ni siquiera había salido a la venta al público. Y me enorgullece haberlo perseguido hasta que estuvo en mis manos.

La historia de su escritor Kent Haruf, también es digna de algunos renglones.
Autor de varias novelas, y viviendo en Colorado, se entera, en el año 2014 que está muy enfermo y le queda poco tiempo de vida. Pone todo su corazón y su empeño en escribir esta historia, que es entrañable, no sólo por el tema que trata, sino por la melancolía que se ve  intrínsecamente reflejada, al saber que podría morir en cualquier momento. Cuando Kent entrega el manuscrito a su editor, muere al poco tiempo a la edad de 71 años.

En Estados Unidos ha tenido tal éxito esta novela, que la gente de “Netflix” ha preparado una adaptación con Robert Reford y Jane Fonda, que se estrenará este 2017.


“Nosotros en la noche” es una breve historia, que se lee en un abrir y cerrar de ojos, pero que permanece mucho, muchísimo tiempo en el pensamiento.  Nos demuestra que para el amor no hay edad… y que este sentimiento te puede sorprender a la vuelta de la esquina.


miércoles, 1 de febrero de 2017

"El cielo está envuelto en cadenas"... unas cadenas totalmente adictivas.

"Quizás en esto consiste el amor. En encontrar a esa persona que represente las dos caras de la moneda. La vida y la muerte. La tristeza y la alegría. El llanto y la risa. Alguien que te complete, pero que tenga la capacidad de vaciarte. Que te proporcione equilibrio, pero que tenga la habilidad de hacer que todo se tambalee. Que te rompa y te una otra vez, por muy pequeños que sean los pedazos".

Linda Evans, es una joven psicóloga que trabaja con ahínco en su tesis. Una mujer que aparenta ser fría, dura, estirada y perfecta. Su vida está afectada por un hecho muy duro y significativo en su pasado. Un lapso en su historia que la marcó, y no la deja vivir en el presente. Un acontecimiento que a la fecha, le sigue quitando el sueño y la respiración. Que la hizo perderse en sí misma.

En su deseo de terminar con la tesis, es que pide ayuda al director de  "Nueva Folsom", la prisión estatal de Sacramento, California. Deseaba escrutar minuciosamente la mente de los criminales más perversos, para conocer la verdadera razón de haberse vuelto asesinos. 
Y Benjamin Donovan, el director,  le pone el charola de plata a la persona idónea: Zack Cassidy. Asesino y exsicario profesional de la mafia mexicana, con una condena de tres cadenas perpetuas, sin posibilidad de libertad condicional. Un hombre sin sentimientos, y sin el menor remordimiento por alguno de sus actos. Un criminal en toda la extensión de la palabra, que cegado en un momento de dolor profundo, cambia su "modus operandi", haciéndose blanco fácil de la policía.
Linda tendrá la posibilidad de entrevistarlo, y preguntarle todo lo que ella crea adecuado, para así concluir con su estudio.

Desde el primer momento que ambos covergen en el mismo espacio, la tensión sexual entre ellos, es notoria. Por absurdo que pareciera, ambos se tensan en presencia del otro, y su interior se agita de una manera incomprensible.

Zack disfruta provocando a Linda. Y ella trata de mantenerse ecuánime y sosegada, al menos en la fachada, porque su interior en un torbellino de emociones.

De un momento a otro, ambos se ven inmiscuidos en una revuelta, que a él lo transforma en prófugo, y a ella en ¿cómplice o víctima?

El cobrar venganza con sus propias manos, es que lleva a Zack y a Linda a vivir unos días de ciudad en ciudad, de motel en motel, y de sentimientos a flor de piel en el transcurso de esa aventura. La convivencia diaria, el adentrarse en el alma del otro sin necesidad de apuntes o con una finalidad en especial, hace que ambos bajen sus defensas y se confiesen frente al otro, en más de una ocasión.
El mundo de ambos de tambalea por completo, y su vida, no volverá a ser la misma después de esos días vividos.

La historia de Zack y Linda es embriagadora, totalmente adictiva, volviéndose dependientes uno del otro, casi para poder sentir que el aire fluye en sus pulmones.
Es una historia sórdida y cargada de sexualidad. Un marcado y claro síndrome de Estocolmo. Una relación que podría parecer enfermiza por el marco de sangre y muerte que lo llena todo... pero también es real, verdadera, en la cual nacen sentimientos, esos que los vuelve vulnerables, y hace que se lastimen con secretos imperdonables.
El conocerse será para ellos un viaje de ida, no habrá vuelta atrás, ni para bien ni para mal.

Zack es un personaje oscuro, malo, perverso. Los crímenes cometidos no tienen perdón bajo ninguna óptica. Pero cuando te adentras en su historia, en su pasado, en esa infancia carente de todo, es que puedes comprender mucho de su actuar. Nada justifica lo que hace, pero se puede llegar a comprender qué es lo que lo llevó a convertirse en la sombra mezquina del hombre que es. Y cuando llega Linda a su vida, brilla para él una luz de esperanza, aunque ésta no se sabe cuánto tiempo durará encendida.

Con 3 personajes secundarios cincelados para enriquecer la historia, Angy, Morgan y Benicio, nos llevarán a sentir por ellos, desde la empatía y el dolor más profundo, hasta el odio y el asco más visceral.

Narrada en primera persona bajo la visión de ambos personajes, Pamela Díaz, nos lleva a vivir una vorágine de sensaciones y sentimientos que no nos da tregua en ningún momento, y nos deja sin aliento en más de una ocasión. El ritmo es trepidante. Contado de tal manera, que con claridad podemos ver pasar las escenas frente a nuestros ojos.
La escritora tiene el don de hacer que nos enamoremos de esos personajes oscuros, malos... pero realmente malos. Haciendo que nuestra cabeza y corazón tengan un serio conflicto por lo que sabemos, y lo que sentimos en carne viva.

El crecimiento de esta escritora española, es impresionante. De su primera novela "Fragmentos" a ésta, ha dado un paso colosal en su manera de narrar, detallar y hacer que se viva la historia.
Me gusta lo que hace, y cómo lo hace. Me gusta que se salga de los cánones de lo establecido y marcado como "bueno y correcto"... porque a fin de cuentas, si el motor es el amor, ¿quién decide si está bien o está mal lo que se siente?

Pamela, creo en ti
Tienes en mí a una lectora incondicional que te sigue y te admira. Y que de la misma manera te dirá, si se llega a dar el caso, cuando algo no me guste. 
¡Gracias por las líneas que me dedicas en los agradecimientos! Como te dije, no creo merecerlos, pero los agradezco desde el fondo de mi alma.