sábado, 25 de noviembre de 2017

"La Dama del Paso"... una historia épica para recordar.

“Recordó las palabras de Unna. Una elección.
No, no lo perdería.
No renunciaría a aquello que amaba”.

Ella es hermosa, temperamental, solitaria, orgullosa, valiente y distante, Arianne habitaba el castillo de Svatge junto a su familia, quienes eran los encargados de custodiar el Paso,  único camino en muchas millas sobre el Taihne, el río que dividía en dos al reino de Ilithya. Sin el afecto de su padre y de sus dos hermanos, permanece recluida en su habitación por no aceptar compromiso alguno que la haga contraer nupcias a sus ya 21 años. Nunca ha aceptado que decidan por ella, y menos vivir a la sombra y mandato de un hombre, cualquiera que éste sea.

Cuando el último señor de Lander es asesinado, se cierne sobre el reino una atmósfera de guerra, buscando justicia. Y es por estar razón que Arianne conoce a Bernard de Brugge, y a Derreck Cranagh, aunque en diferentes circunstancias.

Cuando Derreck llega con su ejército a apoderarse del castillo, todo cambia en la vida para Lady Arianne. Todo lo conocido desaparece, y ella queda a merced de un hombre deseoso de desposarla, por el simple anhelo de convertirse en “el señor y amo del Paso”…  pero él no tenía en cuenta que ella era un hueso muy difícil de roer, y en nada semejaba a las mujeres de esa época, obedientes y sumisas.
Sus enfrentamientos son épicos. Ambos con un carácter férreo, sin deseos de dar su brazo a torcer, ni de aceptar voluntades ajenas, y sin ánimos de ceder para que el otro también condescendiera  de alguna manera. Pero a pesar de la guerra de palabras diarias, y de los insultos proferidos, hay una extraña conexión entre ellos. Empiezan a disfrutar de sus peleas, de las palabras dichas y de los silencios impuestos, de las miradas a escondidas y de las directas. De las sonrisas a medias, y las risas plenas.

Comprenderemos que sus miedos, sus acciones, sus formas de ser, son simples consecuencias de dolores guardados, de acontecimientos pasados que los han marcado en lo más profundo, y que no les permiten doblegarse ante nada, ni nadie. Nos meteremos en sus pieles, y vibraremos al ritmo de sus corazones.

Con una bellísima ambientación que nos permite habitar y deambular por el Castillo. Sintiendo el frío de esos grandes muros, y el calor de las pasiones desatadas entre ellos. Nos vemos de pie ante la ventana de Arianne, observando los acontecimientos que se suceden en los patios y tras las grandes murallas que los defienden del peligro. Y podemos sentir las miradas generadas cuando nuestra presencia irrumpe en cualquier espacio.

Una hermosa historia épica, llena de aventura, de peligros, de guerra, de traiciones, de secretos, pero ante todo, de mucho amor. Un amor que se crece ante la presencia constante y la adversidad. Un amor que prospera en un ambiente lúgubre, y que logra florecer a pesar de lo árido del terreno.

Una novela en la cual no hay nada escrito, y que cuando se piensa que ya está todo dicho, nuevos acontecimientos dan vuelco a la historia y a nuestro corazón. Y con personajes secundarios cincelados, que la enriquecen y la hacen ser más interesante. Especialmente el viejo y siempre fiel Harald, que se logra colar también en nuestro corazón.

Derreck y Arianne, con personalidades de fuego, se llegan a meter en el alma.
Y sí, los voy a extrañar...
Un verdadero placer haber leído esta historia.
Un mayor placer haber conocido a su escritora, la dulce Marisa Sicilia.