domingo, 8 de marzo de 2015

"Alguien como yo"...Final ideal para una historia maravillosa...

"Al final, da igual qué es lo que decidas siempre y cuando sea tu elección y al terminar el viaje te mires en el espejo y digas: «Ha sido un placer viajar con alguien como yo»."

Hugo se alejó. Tenía que terminar con esa relación a tres, para no perder a su hermano del alma, y al mismo tiempo, para conservarla a ella; de lejos, sólo mirándola, escuchándola, imaginándola... pero ya no teniéndola.

Nico y Alba continúan su relación de pareja... por rutina. Nadie les preguntó si querían hacerlo, y simplemente siguieron en algo que tenían. Pero Alba se siente incompleta. Quiere a Nico... pero Nico, no es Hugo, y ella aún desea su "cuento de hadas".

Pasados un par de meses, Alba y Nico empiezan a sentir que algo les falta, la realidad los golpea, la rutina se instala entre ellos. Falta algo que tenían, y ya no está. Esa magia, esa pasión, ese deseo desesperado... se ha ido.

Por otra parte, en su trabajo, a Alba le empiezan a pintar las cosas del mejor de los colores.
Le ofrecen un ascenso. Un ascenso que mejorará en todo sentido su estilo de vida. Pero, tendrá que trabajar codo a codo con Hugo. No se lo piensa mucho, y acepta. Es un reto, un desafío. Es aprender junto a "él". Es aprender de "él". Sabe que las cosas no serán fáciles, pero decide afrontar lo que sea que venga.
La cercanía con Hugo la sensibiliza, la mueve, la despierta. Todos los sentimientos están ahí, con el simple hecho de oler su perfume, pero ambos deciden que podrán hacerlo porque son profesionales, y formarán un gran equipo. 

"Bienvenida, piernas. Bienvenida al primer día del resto de mi vida». Con esas palabras y detalles multicolores, es como Hugo le da la bienvenida a Alba a su nuevo trabajo... Y es que Alba empieza sintiéndose perdida. Son demasiadas cosas nuevas que aprender en muy corto tiempo. No quiere desilusionarlo, pero se siente sobrepasada... Y Hugo está ahí, siempre presente. No como jefe, sino como amigo, como protector, como maestro... simple y sencillamente, porque la quiere, y con ella no puede disimular:   "—Te quiero —musitó—. Te quiero todos los días. Cuando él te tiene y cuando él no te alcanza. Te quiero cuando te ríes, cuando te equivocas, cuando tropiezas y cuando te levantas sin necesitar ayuda. Te quiero cuando lloras, porque hasta así estás preciosa. Te quiero porque no puedo evitar hacerlo. Puedo fingir con él, pero no contigo. Esa es la razón por la que no te quería sentada a cinco metros de mi mesa. Y sabía que esto terminaría pasando."

Y en este libro final, no sólo Alba y Hugo tienen voz. Finalmente escuchamos el yo interior de Nico. Sus miedos, sus deseos, sus fantasmas, sus esperanzas. Y es que él, aún espera por "algo" que ya no será, que ya no pasará. Ese "algo" que finalizó, y fue para siempre. Ellos jamás volverán a ser tres. Nunca.

La cercanía constante entre Hugo y Alba los pone a prueba, una vez, muchas veces.
Gracias a él, Alba se da cuenta que lleva seis meses enojada, frustrada. Él eligió a Nico, y ¿ella?

Finalmente y con dolor, aunque decidida, termina con Nico. Sabe que lo quiere, pero no como se quiere al amor de tu vida. Son más amigos que novios. Es una relación sin magia, que quizá desde un comienzo, tenía los días contados.

Una Navidad y una Noche Vieja colmadas de señales.
Regalos de Reyes Magos especiales. Pensados, sentidos… regalos del corazón.

Citas a ciegas, citas fallidas. Enojos. Arrepentimientos. Perdones.

Alba se siente frustrada. Quiere que Hugo se dé cuenta que por Nico, está anteponiendo su felicidad y por consecuencia la de ella.
Alba sabe que Nico lo sabe. Alba no tiene dudas. Hugo se molesta, se enoja, se confunde.

Cumpleaños de Hugo. Sorpresas, borrachera, música, baile, besos, escapadas, casa, sillón, más besos, caricias… Eva…¡¡ Ay Eva !!
Trabajo, deseo, cercanía… Amor… No se puede hacer más. No se puede traicionar al corazón.

No se dejan de pensar. No se dejan de sentir. No se dejan de desear… mucho menos de amar.
Pero Hugo es fiel y leal a su hermano del alma. A ese hermano que estuvo con él en el momento que más lo necesitó, y no sólo le brindó su hermandad, sino una familia nueva para todos los momentos. Eso no se olvida. Eso no se puede traicionar. Tanto que se niega a ver la realidad… esa realidad que Alba le señala, pero ante la cual cierra los ojos, por temor, por miedo… o quizá por costumbre.

Pero el amor es poderoso, es la clave, el acierto.
Ya no pueden, ni quieren estar separados. Se esconden, sí, pero dejan señales. Quieren dejarlas. Quieren que Nico afronte que sabe la verdad.
Nuevamente una promesa. No en Nueva York en el Rockefeller Center, sino en su balcón, a la luz de la luna: “Este anillo era una promesa; una promesa loca. Te hice prometerme que si un día decidías casarte de la manera que fuera, lo hicieras conmigo, porque quiero hacer realidad todo lo que desees, hasta aquellas cosas en las que no creía pero que ahora tienen sentido. Si vale la pena perder la cabeza por alguien, ese alguien eres tú, piernas.”

Un desenlace prematuro de algo que se veía venir… pero no de esta manera. Una traición. Una puñalada por la espalda… pero que la entienden, mas ya no hay vuelta de hoja. Un adiós, un hasta aquí, un ya no más. Todo tiene un límite. Bastaba ya de vivir a través del otro. Bastaba ya de esa dependencia enfermiza.

Y después… oscuridad, tristeza, abandono… Quizá ni todo el amor sea suficiente…
Una Alba decidida a todo. A esperar, a renunciar, a dar ese último paso.

Dos años… pasan dos años…y el cuento de hadas, finalmente es realidad.
Y pasan dos años, y se demuestra que una hermandad no se olvida, no se pierde, no se borra…

Con un epílogo hermoso, que nos reencuentra con dos personajes pasados, queridos, inolvidables…

Todo empezó en un tren… una historia de tres que nunca lo fue… Una historia de amor que comenzó, quién sabe en qué momento… Lágrimas de amor, lágrimas de felicidad,lágrimas negras... muchas canciones, muchos momentos…
«No puedo vivir sin ti…, no hay manera…».


Elisabet Benavent, cuando se piensa que ya no puedes hacerlo mejor, lo consigues. 
¡¡Qué historia, qué momentos, qué diálogos, qué situaciones!!
Gracias por esta historia. Gracias por los personajes.Gracias por lo que me haces sentir, vivir, imaginar, pensar.
Gracias por Hugo, ¡Qué personaje por Dios! Gracias por Alba, por Nico, por Eva.
Gracias por los cuentos de hadas. Gracias por las promesas en Nueva York. Gracias por tantas y tantas canciones. Gracias por las risas y por las lágrimas.  
Eres, simple y sencillamente ¡MÁS!