"El mensaje está escrito a máquina. Recortado de una
hoja barata y pegado en el interior. Esto no es un error. Me tiemblan las manos
y las palabras se confunden ante mis ojos. Oigo la avispa en los oídos con más
intensidad. Y vuelvo a leerlo.
¿Suicidio? Piénsalo mejor".
Anna Johnson aún no supera la muerte de sus padres.
Primero sufrió por el suicidio de su padre, y siete meses
después, su madre lo hizo, siguiendo prácticamente el mismo patrón que había
realizado su papá.
Aunque ahora cuenta con Marc y su pequeña Ella, es una
pérdida que no la deja avanzar.
Acercándose la Navidad y por cumplirse el primer aniversario luctuoso
de su madre, recibe una tarjeta de felicitación con 3 contundentes palabras:
“¿Suicidio? Piénsalo mejor”.
Estas palabras aumentan su creencia de que a sus padres los
asesinaron, y por tal motivo, acude a la policía con sus sospechas. Pone su
confianza en un ex policía, actualmente designado a trabajos administrativos,
que se mete de lleno en una investigación a la que no se le ven ni pies ni
cabeza, pero que lo mantiene ocupado, y lo utiliza como vía de escape, para así
evadirse del grave problema que lo aqueja en casa.
Una historia que es narrada tanto en primera, como en tercera
persona, alternando así los capítulos y haciéndolos más ágiles e interesantes,
aunque al principio empieza de manera lenta, presentándonos el panorama de todo
lo que ha acontecido en la vida de Anna el último año, tras los suicidios de
sus padres con siete meses de diferencia.
La historia paralela de Murray, el ex policía, y Sarah, su
esposa, me pareció excelente, bien desarrollada, íntima y angustiante. Un oasis de amor, en medio del caos que investiga y que vive en su hogar.
Con unos giros en la trama, hacia el final, que no se esperan
y que rompe con todos los esquemas que uno, como lector, se había trazado. Nada es lo que se espera... nada es lo que parece.
Segundo libro que leo de Clare Mackintosh, y me vuelve a atrapar.
¡Me gustó mucho y la recomiendo para aquellos que gusten de
este género!