"Se amaron como siempre y como nunca. De una vez, de mil maneras".
Rosa María era prácticamente una niña cuando la casaron con un hombre de casi 50 años,a quien ella detestaba. Al enviudar, se dedica al cuidado de sus tierras y de su hija Desolación. Pasado el tiempo el destino le pone enfrente al amor de su vida: Raúl Rojas, un militar, que la tiene prácticamente abandonada, hasta que ella, ya con una hija suya,Visitación, se le enfrenta y es así como viaja con él a una chacra grande en Santo Tomé, Corrientes. Ese poblado era habitado en su mayoría por indios guaraníes, pero también mezclados estaban los portugueses y los españoles.
Un día, descubre la traición de su gran amor, quien le lleva a una bebita, hija de su marido y de una india guaraní. Rosa María se resiente más con la vida, pero acepta criar a Lucía- Kintuí era su verdadero nombre- con condiciones para con Raúl. Acepta ser su madre, pero nunca la quiere, siempre ve en su cara la traición de su marido. En Lucía siempre ve el verdadero amor que su Raúl tuvo por otra mujer.
Después nace Piedad, una pequeñita hermosa, pero inválida.Y es así como se conforma la vida y el destino de "Las Rojas".
Cinco mujeres solas. Cinco mujeres diferentes. Familia entre ellas, pero con odios y resentimientos que les forjan el carácter. Mujeres trabajadoras, que se templan con el paso de los años y el camino que les toca vivir a cada una. Situadas en una ciudad y en una época convulsionada. En una Argentina sumida en las campañas independentistas y en los enfrentamientos entre federales y unitarios.
Con la guerra, la desolación y la muerte rondándolas.
Visitación, Lucía y Piedad, diferentes a su madre y a su hermana mayor.
Decididas a cambiar su destino. Con la fuerza para no dejarse amedrentar por una madre castrante, dominante y con un carácter terrible.
Con la ingenuidad y vivacidad de su juventud, se aventuran a vivir sus vidas, conociendo así a tres hombres que cambian sus destinos, y que a pesar de la maldición que Rosa María,su madre, les echa a cada una, ellas optan por el amor a toda costa; Gustavo Gutiérrez, Andrés Guacurarí y el hermano Benito.
Andrés Guacurarí, un indio, un guaraní que por amor a su pueblo lo dio todo. Se entregó en cuerpo y alma a la lucha en defensa de los límites territoriales y de la búsqueda de libertad para los suyos. Teniendo el cargo de Comandante General de Misiones, luchó varias campañas contra los paraguayos y lusos-brasileños.
Un hombre fuerte, de convicciones reales, valiente y justo. Que no se vendió, ni por dinero, ni por comodidades.
El gran amor de Lucía. Un amor prohibido por las reglas sociales y las normas religiosas establecidas, pero un amor tan grande, tan real, tan fuerte y verdadero, que venció el tiempo, el espacio, la guerra, la distancia, e incluso a la muerte.
Un amor que se respiraba, que se sentía, que erizaba la piel y despertaba los sentidos. Un amor que por su realidad y su fortaleza, fue respetado incluso por Melchora Caburú, la esposa de Guacurarí.
Una historia hermosa, dura, que mueve y conmueve los sentidos.
Historias de vida que se meten en el alma. Cinco mujeres diferentes, que vivieron sus vidas a su manera. Unas soportando sumisas lo que el destino les entregó. Otras, peleando por conseguir lo que deseaban. Buscando el amor a toda costa. Tratando de encontrar la felicidad, aunque fuera efímera y por etapas.
Promesas de amor realizadas y cumplidas.
Andrés le dijo que volvería para llevársela, y lo cumplió.
Lucía tenía la certeza, de que una vez más, con el tiempo, él regresaría por ella:
" Yo lo esperaría como siempre. << Él es un hombre de palabra>> me dije orgullosa, mientras mis pulmones se embriagaban del aroma a guayabas".
Fernanda Pérez, escritora cordobesa, es quien nos lleva de la mano por esta historia majestuosa. Llevándonos a vivir todos los estados de ánimo. Con una lectura ágil y atrapante, y a pesar de ser histórica, en ningún momento se vuelve pesada o monótona.
Y no sólo nos presenta un relato de amor como pocos, sino que nos presenta una etapa histórica de lucha, de temple, de entrega, de ideales, de muerte y desolación, todo en busca de la emancipación y la unión de sus pueblos.
Un verdadero placer haberte leído Fernanda. Es una historia que por siempre se quedará en mi corazón, así como lo ha hecho también Andrés Guacurarí.
Ojalá la vida, me permita volver a verte y darte otro abrazo lleno de cariño.