"Nunca es demasiado tarde para protagonizar un final feliz".
Una mujer joven, Carla, acaba de quedar viuda y al mismo tiempo descubre un secreto de su marido que la destroza por dentro.
Will, un hombre arruinado al quebrar su empresa... y así pobre, ya no le sirve a su esposa.
Una simpática mujer de la tercera edad, Molly, aburrida de su hijo y de su nuera. Encontrando refugio solamente junto a su hermana y su cuñado... cuando 28 años después se presenta ante ella quien fuera el hombre más importante de su vida, Harvey, buscando arrepentido su perdón.
Todos, corazones solitarios y con vidas conflictuadas, que de una u otra manera convergen un día en "El café de la esquina", cuya dueña, Leni, es un mar de amor y atención.
Un lugar de encuentro para todos ellos, y que de un simple "Buen día" y compartir un café y un pastel, sus protagonistas se vuelven íntimos, disfrutando y extrañando sus compañías, y compartiendo "mucho más" que una ocasional tetera de té.
En ese pequeño café, encuentran todos y cada uno cada martes, no sólo un lugar de esparcimiento, sino el sitio que los llena de nuevas esperanzas, con gente real, de carne y hueso, y con problemas, quizá, más fuertes que los propios.
Y además hablan y discuten sobre una de sus pasiones compartidas, los libros.
Cada martes, se le dedica a un autor en particular, y entre café, té, sándwiches y pasteles con nombres literarios, más los bellísimos y especiales artículos relacionados con los libros que se exhiben en las vitrinas para venta, es que esas almas doloridas por los golpes de la vida, empiezan a abrir sus corazones, a enfrentar nuevos retos, y se atreven a vivir segundas oportunidades que la vida les va poniendo enfrente.
La amistad, el amor, la confianza, la valentía de afrontar el presente y seguir caminando, la empatía entre todos ellos, hacen de esta novela un oasis en medio del desierto. Te deja unas ganas indescriptibles de poder ir cada martes a compartir con ellos una charla sobre libros, reír con las ocurrencias de alguno, y disfrutar esas delicias que Leni sabe preparar.
Milly Johnson, tiene una pluma ágil, sencilla, divertida. Con diálogos inteligentes que saben introducir un sarcasmo simpático en medio de un drama. Que te hace reír, te conmueve, y te llena de solaz.
Y que al terminar te deja esa sonrisa infinita en la cara, y el corazón muy lleno de amor.
Un libro en esencia tan sencillo, pero muy emotivo y aleccionador.
Leer es un placer inmenso para mi, y al hacerlo conjuntamente con una amiga como Rosana Grigioni, de quien en kilómetros estoy muy lejos, pero en cariño somos inmensamente cercanas, el placer se acrecienta y deja una huella imborrable en el corazón.
¡Gracias Pinky por la lectura compartida!
Por muchos más momentos así... ¡Te quiero amiga!