“Sin empatía, todo está permitido. La moral se convierte en
algo muy subjetivo y flexible”.
La apacible comunidad de Newton, en Massachusetts, se ve violentada con la aparición del cadáver de Ben Rifkin de 14 años.
Andy Barber, el primer ayudante del fiscal del Distrito, será el
encargado del caso, pero éste se transformará en algo personal, cuando su hijo,
Jacob, y compañero del chico asesinado, se convierta en el punto central
de la investigación.
La historia será, entre otras cosas, un juicio donde
se tratará de comprobar la culpabilidad o inocencia de Jacob. Pero más que
enfocarse en tecnicismos legales y en pruebas acusatorias, seremos testigos de
cómo un hecho en la vida, cambia el presente, el porvenir, y las
estructuras personales, familiares y sociales, a las que se estaban acostumbrados
a vivir.
Escrita en primera persona a través de la voz de Andy Barber,
“En defensa de Jacob” nos hace cuestionarnos a corazón abierto, ¿Cuánto
se conoce realmente a los hijos?, ¿A qué estarías dispuesto por un hijo?, ¿Le
crees a tu hijo a ojos cerrados?
Con un ritmo constante, con la angustia sentida por los
padres que se contagia y escuece. Con dudas, certezas, pruebas nada concluyentes,
miradas que matan, sonrisas que animan, lejanía, abandono, verdades y mentiras,
esta historia atrapa desde el principio y se lee con avidez e intriga. Y cuando
se cree que las aguas se han calmado, llega un final que asombra, descoloca y
sorprende de manera asombrosa.
“En defensa de Jacob” de William Landay, es un
thriller muy bien desarrollado, intrigante y conmovedor.
¡Me gustó mucho, por lo tanto, lo recomiendo ampliamente!