"No quería nacer en otoño en un país radiactivo, pero el médico me sacó a través de un corte realizado con bisturí, y con los pies toqué la tragedia, mientras que con las manos intentaba aferrarme a las entrañas de mi madre."
"De noche la piel se relaja y las heridas, las visibles y las invisibles, se abren."
"Escribir es como bucear. El peso de mi historia me hunde. Conocer el fondo y no olvidarse de él es volar después."
A manera de relato biográfico, y en capítulos cortos, Natalia Litvinova nos narra cómo fue su vida en Bielorrusia, tras la explosión de la central nuclear en Chernóbil en el año 1986, que dejó miseria y desolación.
De manera sencilla, y clara, nos muestra la fortaleza y la superación de su abuela, su madre, y de ella misma, viviendo en ese sitio de devastación.
Narrada en tres partes, nos lleva primero por su infancia, desde su nacimiento, poco después de la explosión nuclear. Una infancia feliz, pese a la escasez y el miedo a la radiactividad. Continúa con la vida de su abuela, el mundo que la rodea, y lo que tuvo que enfrentar durante la época nazi. Y, finalmente cierra cuando Natalia emigra a Buenos Aires, siendo jovencita, y nos muestra, de manera melancólica, cómo es iniciar la vida en un nuevo país.
Como telón de fondo se vislumbra un gobierno soviético que más se prepocupaba por esconder verdades, que en ayudar a sus pobladores.
Abuela, madre e hija, mujeres que sobreviviendo sujetaron a un país que empezaba a resquebrajarse. Una historia de destierro, radiactividad y nueva luz.
¡Me gustó!
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