“Hay una colección de flechas
tornasoladas que están puestas a modo de triángulo y quien quiera separarlas o
cambiar el orden, muere”.
Laura Badía es una oficial de la policía que también trabaja, con
convenio de préstamo, en el Departamento de Criminalística de Puerto Deseado,
en la provincia argentina de Santa Cruz. Es una mujer fuerte, soltera, de 32
años. Muy competente en su trabajo, pero lejos de ser perfecta. Comete
errores, toma algunas malas decisiones y tiene equivocaciones, sí, como
cualquiera de nosotros.
Una noche aparece un hombre asesinado en su casa, Julio
Ortega. A simple vista no hay pistas, pero unas huellas en un vidrio, una
gota de sangre y una punta de flecha en forma de lágrima y con reflejos
tornasolados, son los 3 elementos que Laura tiene a su favor para empezar con
la investigación. Ella deberá ocultar cierta información privada que la vincula
con el occiso, para no ser desligada del caso. Contará con el apoyo de un
experto arqueólogo de Buenos Aires, Alberto Castro, quien fuera llamado
específicamente para que brindara su conocimiento y ayuda.
Pero con el avance de la historia nos daremos cuenta que
aparte del asesinato, se debe resolver un robo que puede estar vinculado con la
muerte de Julio, más otros problemas que irán apareciendo en el transcurso de
la novela.
Contada en primera persona por la misma Laura, este libro nos
llevará a un sinfín de frentes abiertos.
El argumento es sencillo, pero tan bien explicado, con tantos
detalles en su descripción de los lugares, de las situaciones, del clima, de
los paisajes, que uno siente como si estuviera ahí presente.
Y no solamente nos presenta el caso de descubrir al culpable
del homicidio y del robo, sino parte de la historia del pueblo “tehuelche”
que tiene que ver con la leyenda de la colección de flechas tornasoladas,
talladas en la Patagonia, pero con piedras llevadas desde el Amazonas.
De quien más conoceremos durante la trama es de la criminóloga
Laura, así como del arqueólogo Castro, pero habrá una variada interacción con
la jueza Echeverría, el comisario Lamuedra, Manuel Locane el técnico del
juzgado, del sargento Debarnot, así como de la insoportable de Isabel Moreno,
administrativa del juzgado.
Con capítulos cortos y con una escritura ágil, nos
veremos inmersos en una historia de investigaciones, de información, de
leyendas, de secretos, y de aventura.
Es la primera vez que leo a Cristian Perfumo, escritor
argentino que actualmente vive en Barcelona y que con esta historia se llevó el
Premio literario de Amazon en el 2017, pero seguramente no será la
última, porque me gustó mucho la historia, los giros inesperados que presenta y
ese final, que contra todo pronóstico, jamás imaginé.
¡La recomiendo mucho!