"Vivir con el alma rota no mata, pero sí que hay cosas que se mueren por dentro".
"Tenía cicatrices en la mirada de batallas libradas, que con toda seguridad, había perdido".
"Lo verdaderamente difícil es querer a una persona imperfecta y rota".
"Ojalá pudieras repararme a mí..."
La violencia de género es un grave problema actual que nos atañe a todos.
Esta es una historia de amor y valentía, conmovedora, que nos presenta una cruda realidad que acontece todos los días, sin importar la ciudad, el país o el continente.
La autora de esta historia, Laura Sanz, la cataloga como "fábula urbana, llena de romance".
Marianne lleva cicatrices, más que en el cuerpo, las lleva en el alma. Sufrió y lo sigue haciendo. Tiene miedo. Hay tristeza en su corazón, y hay temor. Es frágil, tiene secuelas por lo vivido. Hay melancolía, fragilidad y desconfianza en su ser y hacer. ¡Qué difícil confiar y creer nuevamente!
Joon Park pareciera ser el hombre perfecto. Bueno, trabajador, fuerte, amable, valiente. Con una paciencia férrea infinita, y mucho amor para brindar. Pero también lleva su carga de cicatrices.
Un café, Jane Austen y la posibilidad de poder borrar el traumático dolor interno y volver a empezar, hace de esta novela, una historia que gusta, que da esperanza, que emociona y que enamora. Habrá, quizá, algunas cositas que no son muy creíbles pero que no repercute en el desarrollo del libro.
Con sensibilidad y tacto, Laura Sanz toca un tema delicado, con ese plus especial que en lo personal me gustó y emocionó. Ese tercer protagonista del que no comentaré ni "pío"... me impresionó de verdad.
¡Sí me gustó! Es el primer libro que leo de Laura, aunque tengo muchos pendientes de ella por leer.
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