"El amor es eterno, viaja se transforma, pero siempre vuelve. Renace cada día en otros cuerpos, en otras bocas, en otras y hay que agradecerlo".
"No cabía duda de que en la sangre permanece el recuerdo".
"-¿Y cómo se le hace cuando alguien no te quiere perdonar?
-Pues tienes que aprender a perdonarte tú misma, pero no es fácil..."
Una "continuación" de un libro icónico que por generaciones ha gustado: "Como agua para chocolate".
"Mi negro pasado" da inicio con un nacimiento y una muerte. Dos opuestos que están ligados: el principio y el fin.
María y Lucía son las protagonistas. María es la tataranieta de Gertrudis, sí, la que huyó con un revolucionario, desnuda y montada en un caballo.
Nieta y abuela se reencuentran después de muchos años. Y la relación de ambas es preciosa, cómo se van reconociendo, entrelazando nuevamente sus caminos, comprendiendo y conectando con el pasado, aprendiendo la una de la otra. Ayudándose, disfrutándose, y dándole sentido a muchas cosas que no se comprendían... como el dar el valor a las cosas que realmente lo ameritan, y dejar de preocuparse por cosas que no suman y sólo mortifican.
Pero ante todo, es una historia de amor. Amor en todos los aspectos: de pareja, a la vida, entre madre e hija, de abuela y nieta, entre hermanos, y del pasado con el presente. Y de darnos cuenta que el amor es el motor que todo lo mueve.
Y así como en "Como agua para chocolate" había un vínculo muy importante con las recetas y la comida, aquí la conexión es con la música. Canciones, momentos, autores que van creando la banda sonora de esta historia.
Y aunque carece del encanto de su predecesor, es un libro corto y bien escrito, sencillo de leer, contiene momentos divertidos, buenos personajes y un soundtrack interesante.
Principio y fin como premisa me encantó, seguramente Como agua para chocolate dejo la vara muy alta. Gracias Cris
ResponderBorrar¡Muy alta! Pero está bien escrito, y por momentos divertido.
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