"... a los veinte, una biblioteca es una ilusión, a los cuarenta un lugar de plenitud y a los sesenta un recordatorio permanente de que la vida no te va a alcanzar para leerlos todos".
"... la invade un extraño dolor: piensa que la vida pasa, que está pasando vertiginosamente".
"¿Cómo será vivir, se pregunta, cuando ya uno no espera nada de sí mismo?"
"A veces la vida es una mierda, se dice, todo empieza a salir mal, lo grande y lo pequeño, la torre de naipes se viene abajo".
Partiendo de un hecho cotidiano, se contruye el bosquejo de un drama común del ser humano.
Por medio de Emilia, la protagonista, una mujer de 64 años, veremos reflejado el paso de los años, cómo es el descubrir de golpe que el romance con la comodidad hogareña, que tanto se idealiza, no es tan soñado como se pensaba. Y cómo se empiezan a hacer visibles las fisuras dentro de la familia.
Cuando el piso de la estabilidad se mueve, y se abren los ojos a una realidad donde los diálogos con el esposo son inexistentes, no hay puntos en común, y menos sueños en conjunto. Así se va siendo testigo del resquebrajamiento del matrimonio. Aunado a enfrentarse con una enfermedad paterna, el enfrentamiento entre hermanos, dolores del pasado, recuerdos de pérdidas dolorosas, enfermedades y muertes, lejanía de los hijos, decisiones que otros toman sin preguntar, tragedias vividas por gente cercana, los temores y dolencias, que son el paso inminente hacia una vejez que no se imaginaba tan cercana.
De forma dolorosa y dura, se narra la frustración, la infelicidad, la rutina, la instatisfacción, el cansancio de lo cotidiano, el hartazgo, y la soledad.
Con una prosa poética, elegante pero sencilla, Piedad Bonnett nos insta a no permanecer calladas, a expresar lo que no nos gusta, reclamar y renunciar a lo que nos quite la tranquilidad, la paz, el sosiego y la calma.
Una historia maravillosamente bien escrita, pero triste, dolorosa, cruda y para muchas personas real.
Primera vez que leo a esta escritora, y amé su pluma.
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