"La luz del día entró debilmente por la puerta del infierno".
Esta historia nos remonta muchos años atrás, cien para ser exactos. Un hecho terrible sucedió, y desde entonces nació la leyenda de la maldición de la familia Conger.
El lugar, Port Arbello, un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Cerrado, sin avance, detenido en el tiempo. Y es ahí donde empiezan a suceder cosas... cosas extrañas, cosas malas...y resurge la leyenda olvidada.
Narrado en tercera persona, conoceremos, principalmente, a la familia Conger: Rose y Jack, un matrimonio conflictivo y con una relación particular, y sus dos hijas, Elizabeth, la mayor, y Sarah la más pequeña. Así como también a otros personajes del pueblo, que tienen su porqué en la historia.
Aunque la verdad, las grandes protagonistas de la historia son las dos hermanas. Ambas generan diferentes sentimientos y sensaciones, pero a nadie pueden dejar inmunes. Y los niños, los otros niños del pueblo, también tienen su parte de protagonismo. Se sabe bien que mezclar una historia de terror y niños, potencia las emociones y los miedos.
La ambientación creada por el escritor, John Saul, es excelente. La casona antigua, grande, alejada del resto del pueblo; un bosque, un ático, un peligroso acantilado... y hasta Cecil, el gato de la familia. Todo lo narrado es descriptivo y escalofriante. Hay escenas que son fuertes, violentas y de horror.
Es una historia que no sólo se lee, se siente, se huele, se escucha. Con momentos que hacen que se te erice la piel, y que sientas que hay alguien detrás de ti.
"Dejad a los niños" es una historia atrapante. A pesar del miedo, y de los terribles acontecimientos, no se puede dejar la lectura.
Releí este libro después de 38 años. Lo único que recordaba era el pavor que me producía... y sí, sentí lo mismo al leerlo. Podrán pasar otros años más, y segura estoy que nunca olvidaré esta historia.
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