"Entre tonos de gris"...

"Los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia perdieron más de un tercio de su población durante el exterminio soviético". (Notas de la autora)

"... el mal gobernará hasta que los hombres y las mujeres de buena voluntad se decidan a actuar".

"El gris eterno del campo de trabajo se volvió aún más gris, aún más oscuro. En la noche polar, nuestro único sol se había ocultado detrás de una nube".

"-Volveré a verte- dijo.

-Sí, yo también volveré a verte- susurré-. Volveré a verte".

Bajo una trama histórica, basada en hechos reales, con personajes ficticios que se hacen verdaderos, y se crecen antes nuestros ojos.

Narrada en primera persona a través de la voz de Lina, y por medio de la cual y en carne propia, sentiremos el hambre, el frío, el miedo, el temor, la desesperanza, la muerte. Con un estilo sencillo, conciso, sin recursos estilísticos; con capítulos cortos que agilizan la lectura, pero que aún con ésto, no dejan de horrorizarnos ante los hechos vividos.

Trenes donde fueron amontonados como animales, sin la mínima compasión. Campos de trabajo forzado donde se partieron el alma por 300 gramos de pan. Gulags en el límite del inóspito Ártico que prácticamente les congeló el alma.

Un holocausto más, prácticamente borrado de la historia, en las regiones bálticas. Mientras Hitler y los nazis mataban judíos sin misericordia, la Rusia de Stalin hacía lo mismo con lituanos, letones y estonios. Acontecimientos desgarradores que han querido ser silenciados a través de los años y que con esta historia, la escritora Ruta Sepetys, ha querido denunciar, de manera magistral, para que se conozca el horror vivido, y que éste no se vuelva a repetir nunca más.

Una historia cruda, dolorosa, que lastima; de valor, fuerza y superviviencia. Donde a pesar de todo lo vivido y sufrido, se aferraron a la fe y a la esperanza, a tenerse los unos a los otros, y  al hecho de estar vivos.

El trabajo de investigación realizado por la escritora es exhaustivo y brillante. Un invaluable homenaje a su padre, y a otras miles de víctimas de la región báltica.

¡La recomiendo totalmente!