"Esa conciencia de cómo se escapa la vida sin ser conscientes hasta que es demasiado tarde. Hasta que no hay oportunidad para las risas ni los besos".
"Sus ojos parecen estar viendo otro mundo. O quizá, el estupor de su mirada se deba a que su cuerpo se ha transformado en un cráter de sangre".
"El vacío que siente en la boca del estómago y que le impide dar un trago al café quizá tengo mucho que ver con lo que decía el forense: la certeza de la proximidad de un final. Un final tras el que no hay nada".
¡Es realmente sorprendente!
"Las Madres" te llevan por terrenos duros, escabrosos, intensos. Te golpea de frente sacando todo el aire de tus pulmones.
Nuevos asesinatos perturbadores, tan bien descritos que sientes que estás en el lugar de los hechos. Con tantos frentes que se abren ante ellos, y que que te hacen pensar que ni siendo de la BAC, o la gran Elena Blanco, podrán resolver. No comprendes cómo esa maraña de situaciones, de información, de pistas sin soluciones aparentes podrán llegar a buen puerto.
Los protagonistas han madurado. Han vivido momentos tan aterradores y dolorosos, que ésto los ha marcado. No son los mismos, y a la vez lo son. Se conocen, saben cómo piensan, cómo trabajan, no necesitan de palabras para comprenderse... pero hay momentos que los sobrepasan porque también tienen una vida, una vida que en muchas ocasiones es pospuesta a un segundo lugar porque el trabajo los absorbe, los exprime, los maniata, los hace claudicar.
De Ciudad Juárez en México hasta Madrid y sus alrededores, viviremos una historia que corta la respiración y entumece los sentidos. Siguiendo con la característica de los capítulos cortos que agilizan la historia y moviliza los sentimientos.
Pensé que no se podrían superar, y definitivamente me he equivocado. Impresiona el trabajo y la creatividad que a seis manos pueden lograr.
¡Y con un final... que sencillamente, paraliza!
Definitivamente los chicos Mola, ¡qué bien molan!
¡Alucinante!
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